Quien me conoce y lo sabe, lo entiende:

 

Sentir el aire de la calle en mi rostro por fin, la gente envuelve mí alrededor con paso firme  y perdido tomo camino. Mi paso es lento y derrotado, una día más sintiendo que fracaso en mi empeño de cambiar el rumbo de las cosas.

 

Una melodía triste y melancólica se cuela en mis pensamientos y me hace detener, sentarme en el bordillo de una acera abarrotada y obligarme a respirar.

 

¿Dónde voy? ¿Qué consigo con este esfuerzo titánico? ¿Merece la pena seguir luchando?

 

Me encuentro en la que debería ser la cima de mi vida, estoy rodeado de gente, en la gran ciudad, en el lugar donde se consiguen los sueños y donde la ilusión es fuente de energía, pero no, no tengo nada de lo que pueda sentirme orgulloso a día de hoy y os voy a contar con mis palabras lo que siento.

Como ya he dicho, quien me conoce y lo sabe, lo entiende.

 

Perdido entre lágrimas de espino estoy, apagado como las cenizas de un incendio que se ha llevado todos los recuerdos de una vida.

La fuerza de los sueños se ha visto reducida a la frustración por perderte, por abandonar todo aquello que tenía, por conseguir algo que hoy por hoy se escapa de mis manos.

Tengo ante mis ojos el reto más grande y en su busca estoy perdiendo mi esencia, mi energía, en definitiva mi ser.

En esta situación te das cuenta de cómo la tormenta no siempre escampa, que la calma no es el final sino solo un momento de respiro antes de volver a mojarte.

No soy aquel que fui, sino un simple reflejo que busca como romper el cristal y volver a vivir.

 

Lo siento, te he fallado, siento como te pierdo, como te alejas a pasos agigantados, como diariamente te extraño y lucho por volver pero irremediablemente cada vez me hundo más…

 

En la lejanía de esta tormenta que me mantiene sometido, espero poder encontrar ese rayo de luz que me deje ver de nuevo el camino para volver, para devolverte lo que un día te prometí y por lo que estoy sacrificando mi vida.

 

Seguiré buscando la solución y espero muy pronto recuperar a todo aquel que hoy se encuentra lejos de mi...

 

 

*Reflexiones de un escritor en horas bajas*