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TRAMO A TRAMO...

Me siento tenso, el mono me da calor y el arnés me agobia el pecho. Mis pies bailan su particular ritual de desengrase. Ojos abiertos como ventanas que dan al vació, no hay marcha atrás solo acelerar. 3,2,1, ya!

 

Las notas empiezan a sonar, con su melodía y musicalidad entro en un trance, mis brazos son el timón de mi objetivo y el asfalto el mar ante mi. “ Derecha, izquierda,ras! “ Cunetas y guarda-raíles simples espectadores del arte de volar.

 

Por segundos me siento mas cómodo, el y yo somos uno, decididos a comernos el tiempo, a devorar kilómetros, dispuestos a quemar la carretera.

Sobre el rugido atronador de su corazón, seguimos sin pausa, sintiendo su garra y su inquebrantable estabilidad.

 

El casco pesa a cada curva y el sudor empapa mi frente, sus manos pasan paginas al ritmo de sus notas, indicaciones capaces de sobre guardar una vida y que acato sin dudar.

Tierra y gravilla rebotan en los bajos de nuestro particular cohete y mas pisamos el acelerador, por segundos me siento tan libre como loco.

 

En el aire dejamos grabado el reflejo de nuestros nombres que en la ventanilla llevamos con honor.

 

El tramo termina, mis pies descansan y mis manos tiemblan, pero eso no impide un apretón con nuestro copiloto.

 

Pies y manos, ojos y voz, extraña combinación resguardada entre barras protectoras que a su vez esconden momentos de sueños e ilusiones.

La majestuosidad de este deporte solo es comparable a la valentía de quien lo practica...

 

11/11/13

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